Valen Iudica y Quentin

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La productora de “Nadie Dice Nada” en LUZU TV e hija de Mariano Iúdica, también es psicóloga. Aunque, confiesa, que le es muy difícil aplicar su profesión con su hijo peludo: “Soy la madre de perros más malcriadora del planeta”.

-¿Cómo llegó Quentin a vos?

-Quentin llegó en 2016 gracias a mi hermana. Nos fuimos a vivir solas, éramos chicas, tipo 18 y 20 años, las dos laburábamos bastante. Ella empezó a romper con que adoptáramos un perro y yo siempre fui muy fan de ellos, pero sentía que no podía hacerme cargo, así que le decía que no. Hasta que me ganó por cansancio.

-¿Por qué le pusieron ese nombre?

-Lo eligió mi hermana porque somos muy fans de Quentin Tarantino, el director de cine. En mi mente, el perro iba a ser “de ella”, pero una vez en casa, medio que él me adoptó a mí y desde el primer día durmió conmigo en la cama. Ahí ya no hubo dudas de que era mi bebé. De hecho, cuando finalmente nos mudamos cada una por su cuenta, tampoco hubo dudas de que él se venía conmigo. 

-¿Siempre te gustaron los perros? 

-Toda la vida me gustaron los animales en general, hasta me obsesioné con los sapos en una etapa. Aunque mis preferidos siempre fueron los perros. 

-¿Qué animales tuviste en tu infancia?

-De chica tuve todos los animales posibles y legales que una niña podía tener (excepto hámster). En general siempre estuve muy acompañada de perros y bichos. Aunque creo que, en la adultez, desde la responsabilidad absoluta del cuidado y ser consciente de todo lo que eso conlleva, y la adopción, etcétera, como que le puse aún más amor y conciencia a ese vínculo. 

-¿Cómo hacés hoy, desde tu lugar, para crear consciencia y fomentar el cuidado y la adopción?

-Soy bastante militante de la adopción. La compra de animales es un tema que me enoja y me pone muy sensible. Así que aprovecho desde “Nadie dice nada”, desde las redes y los espacios de difusión que pueda tener a mi alcance, para fomentarla todo lo que puedo. 

-Viviste un tiempo en España. ¿Qué medidas de allá te gustaría que se aplicaran acá con las mascotas?

-En España me encantó que los perros son aceptados en todos lados: Shoppings, trasportes públicos, locales de comidas… Y siento que es muy pro que sea así. Acá debería estar más aceptado.

-¿Sos de ir a lugares petfriendly?

-Re, sí. Y si no es pet friendly y hace frío, nos abrigamos y la quedamos en la vereda. Quentin se sienta en las sillas como si fuese un humano más. Para mí lo es. Y hay lugares a los que no voy o intento no ir los findes, porque quiero hacer todo con él. También trato de volver pet friendly lugares que no lo son. 

-¡Buenísimo! ¿Cuáles por ejemplo?

-Por ejemplo en Luzu. No es que había algo prohibido, pero originalmente en el edificio no se copaban mucho. Yo empecé a llevarlo a Quentin y como es un perro muy capo, que se porta muy bien, abrimos puertas a que otros trajeran a sus perros. 

-También sos psicóloga, ¿aplicás tu profesión al momento de la crianza de Quentin?

-(Risas) ¡Obvio que no! Soy la madre de perros más malcriadora del planeta: Viene conmigo a todos lados, duerme en la cama… ¡adentro de las sábanas! Hasta come un poco de todo lo que como yo. Insisto, es lo más malcriado que hay. 

-Si tu perro hablara, ¿qué te diría?

-Espero que, si algún día me hablara, me dijera que soy re piola, que la pasa re bien conmigo y que le gusta vivir acá juntos. Me putearía por ser vegetariana porque cuando alguien le da un cachito de carne en algún asado es muy fan y en casa no la ve. Y por ahí me pediría que trabaje menos (Risas). 

-¿Cuándo y por qué te hiciste vegetariana? 

-Me hice vegetariana por los animales. Me daba culpa, no me sentía cómoda. Traté varias veces, no me salió y una de ellas lo hice transicionalmente y ya van cuatro años que no como. 

-¿Cuáles son tus próximos proyectos laborales?

-Ahora, a full en Luzu, no sólo con “Nadie Dice Nada”, sino también con la producción de otros programas, viajes y shows en teatros. Soy muy feliz ahí y lo disfruto mucho. Estoy armando un proyecto con mis mejores amigas para tomar vinito y hacer planes copados y sueño con tener un cafecito algún día para servir pizza con mate en el desayuno.

 

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