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Enamoradísimo de sus mascotas, el periodista cuenta detalles de su llegada, qué les gusta hacer juntos y cómo sería un futuro ideal: “Me encantaría tener un montón de perros. No me imagino la vida sin ellos”.
Por Paula Labonia
Fotografía: Caro Herrera
-Ambos son bulldog francés, ¿tienen algún parentesco?
-No, son hermanitos del alma. De hecho mi intención original era cruzarlos pero ahora no sé… Lo estoy pensando mucho y consultándolo con el veterinario. A veces tengo muchas ganas y otras, va a sonar raro lo que te voy a decir, los veo tan hermanitos que me da como impresión. Pasa que quiero que se siga multiplicando este amor que hay. Igual habría que esperar que Nala tenga su primer celo. Es chiquita todavía.
-¿Te inclinaste hacia esa raza por algún motivo en particular?
-Porque viví una hermosa experiencia con el primero que tuve, Tyson, un bulldog francés negro hermoso que llegó cuando estaba conviviendo con mi ex novia Dani (N de la R: Daniela Haissiner).Cuando nos separamos quedó con ella. Hicimos un poco de tenencia compartida pero era medio difícil. Igual, como tengo re buena onda con Dani, cuando quiero lo veo pero ya no es algo tan habitual. También lo cuidé un par de veces cuando ella se fue de vacaciones.
-¿Y de chico tuviste perros?
-Tuve dos: Marcio y Athos. Fue muy triste para mí cuando fallecieron. Sobre todo Athos que murió en mis brazos. Yo tenía unos 13 o 14 años. Nunca más quise saber nada porque fue muy triste.
-¿Cómo llegaron Simba y Nala a tu vida?
-Bueno, yo siempre he sido muy fanático de El Rey León, como es obvio (Simba y Nala son pareja en la película). Un día un amigo me contó que habían nacido dos cachorritos y, de casualidad, les había puesto como otros de los personajes: Timón y Pumba. Cuando fui a conocerlos, dije: “Este para mí es Simba”.Con Nala fue algo parecido. Un amigo en el que yo confío mucho, que es donde nació Tyson, me dijo que habían nacido dos hermanitas. Cuando la vi dije: “Viene Nala a nuestras vidas”.Conectás desde un lugar muy loco, inexplicable. Simba era como el más asustadito y cuando me acerqué cambió de actitud. Fue como una magia instantánea. Y con Nala, como mis amigos sabían que yo tenía ganas de darle una hermanita o una novia a Simba, le pusieron ellos ese nombre desde que nació. O sea que fue algo así como muy de casualidad. Yo sin saber que se llamaba Nala, llegué y la conexión se generó con ella.
-¿Cómo fue la experiencia de pasar a tener dos?
-Fue la mejor decisión porque no sólo a mí me hacen muy bien sino que para ellos la compañía de otros perros es fundamental. Es como que se les completa la vida. Porque el amor humano está buenísimo y es súper importante pero esa relación entre ellos es tan especial, tan única, que yo recomiendo a todos los que tengan la posibilidad de tener más de uno que lo haga. Si fuera por mí, tendría un montón de perros. No me imagino la vida sin ellos.
-¿Se parecen en algo a vos?
-Sí, en lo desordenados (risas). A Nala se le dio por agarrar ramitas y traerlas a casa. Y ahí quedan… Somos los tres muy desordenados. Y los tres muy cariñosos.
-¿Qué les gusta hacer juntos?
-¡Nos encanta jugar al basquet! Duermen en su camita que está en mi habitación y a la mañana hacemos fiaca en mi cama los tres. Son lo más lindo que tengo en el mundo… mi alegría, la luz de mis ojos. Estoy desesperado por llegar a casa para verlos. Los amo. Son todo para mí. Tengo una relación muy de baboso con ellos, de cariñoso. Están siempre encima mío, y yo de ellos. Es una relación muy intensa.
-Paternal…
-Sí, a full. Para mí, que no tengo hijos, es el amor que más se le parece. Esa entrega… Son las dos de la mañana y les estoy poniendo una cremita en el cuerpo porque se les hizo una irritación. Es como ese cariño puro sin especulaciones donde está primero ese ser antes que vos. Eso es algo que pasa con los perros y entiendo que en mucha mayor medida con los hijos. Pero bueno, yo todavía hijos no tengo. Quiero en algún momento pero, mientras tanto, todo ese amor paternal se lo llevan Simba y Nala. Me refiero a que entiendo perfectamente la diferencia entre una cosa y la otra. Pero también es cierto que el amor paternal es muy similar, con grandes distancias y diferencias pero también con muchas similitudes. Yo disfruto que sea así. Y por lo que siento, ellos también, porque se saben amados. Eso me encanta, qué querés que te diga.
-Me imagino lo que te debe costar dejarlos cuando te vas a trabajar…
-Sí, pero por suerte a la mañana estoy con ellos. Porque actualmente estoy en Radio Mitre con Diego a la tarde,todos los días de 16 a 17 y después en Telenoche.También estoy con Ya somos grandeslos jueves a las 22, pero ya es mi último año. En diciembre lo dejo. Estoy armando una productora con mi socio.
-¡Felicitaciones! ¿Qué nos podés adelantar?
-El año que viene se van a ir empezando a ver un par de cosas. Algunas en medios tradicionales y otras en plataformas nuevas. Todavía es un proyecto, un sueño que está empezando. Sentí que estaba en un momento donde podía ya cerrar la etapa de periodismo político, que fue súper importante. Obviamente sigue habiendo una impronta grande pero digo, en mi vida la política es el 20 por ciento de mis intereses y en mi carrera es el 80 por ciento de mi tiempo. Entonces, me pregunto: “¿Cómo puede ser que esté tan desconectada mi vida real con mi vida profesional?”Así que sentí que este era el momento de encarar mi sueño.
-Por último… si Simba y Nala fueran periodistas, ¿quiénes serían?
-Simba sería yo y Nala (Luciana) Geuna, porque nos llevamos muy bien. Tenemos personalidades diferentes pero súper complementarias.
@dieleuco
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