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Entre sus escritos y sus cuentos, el escritor viaja a pasitos firmes y silenciosos junto con su primer salchicha, Totín, que se hizo paso con su nariz no solamente en sus recuerdos, sino también en los de Pipa, la hija de Hernán, que ahora tiene su propio perrito igualito al de su papá, que la espera siempre con ansias fuera de la escuela.
Aunque hubo duelo y mucha melancolía, este nuevo Totín trajo alegría a la familia e inspiró nuevos personajes de cuentos que algún día verán la luz.
Entrevista: Guadalupe Santomé Osuna
¿Cuál es el primer recuerdo que tenés de un animal en tu vida?
El primer recuerdo que tengo de un animal en mi vida fue y sigue siendo mi animal más querido, se llamaba Totín. Lo que voy a contar ahora no sé si es verdad o es algo inventado por mi abuelo, pero ya a esta altura de mi vida es verdad. Mi abuelo materno cuando nací, en marzo del 71, fue a una veterinaria y preguntó cuáles eran los perros que habían nacido ese día y eligió a uno que un mes y medio más tarde lo llevó a casa. O sea, que yo tengo el recuerdo de festejar el cumpleaños con mi perro. Teníamos la misma edad y que yo sé que mi perro murió cuando yo tenía 16 años y bueno… Él es mi perro salchicha Totín, el mismo que aparece en mi literatura, en mis libros. Siempre después de él tuvimos un salchicha llamado Totín, hoy mismo tenemos uno.
¿Cómo llegó Totín, el salchicha actual, a tu vida?
Desde que mi hija menor Pipa -que ahora tiene siete años- tenía tres yo siempre le conté mis historias con mi perro Totín, con el original, que son muy extraordinarias porque en mis cuentos Totín solamente habla conmigo. Son cuentos que nunca publiqué, son solamente para mi hija y que se llaman “Totín, el perro parlante”, en donde él es como mi conciencia y me ayuda en la escuela porque soy muy malo y esas cosas. A mi hija le encantaron y cuando ella cumplió seis, aunque ya teníamos perros en casa quiso tener otro salchicha, Este Totín, que yo siempre le cuento a Pipa que es bisnieto de mi perro Totín.
¿Y no te gustaría publicar estos cuentos?
¿Sabés que sí? Yo tengo la idea de que Pipa participe, ahora ella tiene siete años, pero cuando sea un poco más grande quiero que me ayude a editarlo y a dibujar al perrito. Ella está empezando a dibujar muy bien, creo que en unos años más va a conseguir perfeccionarse estéticamente y los vamos a publicar.
¿Sentís que cambió algo desde la llegada de Totín?
Mi hija lo ama con todo su corazón, pero a mi me pasó algo muy particular… es algo sensorial, porque hay una cierta forma de acariciar sus orejas que me llevan inmediatamente a mi infancia, a la forma en la que yo tenía de acariciar las orejas de mi salchicha original, hay algo en la textura de esas orejas, parecen muy finitas, como milanesitas. Cuando lo acaricio yo me voy durmiendo, porque obviamente que tiene permitido subirse a la cama, y siento una sensación de protección. Cuando acaricio a esta nueva versión de Totín me remite mucho a la infancia. Es algo muy difícil de explicar pero me conmueve.
¿Qué cosas hacen juntos con Totín y tu hija que digas “este momento lo viviría mil veces más”?
Bueno, por supuesto que las imágenes tienen que ver con jugar con una pelota o un palo en el jardín de casa y eso es lo más divertido del mundo. Pero al mismo tiempo se me viene a la cabeza cuando Pipa llega de la escuela y Totín la está esperando. Es una fotocopia mía, por alguna razón me llama mucho la atención y es algo que me hace muy bien… ver la relación que tiene con mi hija.
Me conmueve la relación de la nena con el perro. Al tener un perro tan parecido al mío y una hija tan parecida a mí, esta intensidad se te pone en tres dimensiones. Es muy divertido y muy buscado también. De hecho mi mujer, Julieta, en su infancia tuvo una perra a la que llamó Zeta, que la tuvo hasta los nueve o diez años y hoy también tenemos una cocker que se llama Zeta y a ella le pasa lo mismo que a mí.
Hablamos del Totín personaje de tus cuentos, tu perro de la infancia, pero ¿Cómo describirías al Totín de hoy?
Si tuviera que contar un cuento del Totín de hoy contaría exactamente esto que te estoy contando, contaría la sensación sensorial de la textura del perro, la semejanza de la relación de mi hija y él con la que tenía yo.
¿Crees que podrías escribir un cuento que sea una especie de línea de tiempo de “Los Totines de tu vida»?
Una vez hablamos de eso con Pipa. Tenemos charlado un cuento que no tiene que ver exactamente con esto, pero si que ella inventa una máquina del tiempo y se encuentra conmigo de niño a la misma edad pero en 1977. Pipa me va a buscar a la escuela, nos hacemos amigos y ahí conoce al perro parlante. Una vez estábamos jugando con la posibilidad de que ella viajara en el tiempo con su Totín (el de ahora) y se conocieran con el mío.
Cuando se van de viaje, ¿Cómo es el reencuentro con los perros?
Es alucinante. Ellos se quedan en la casa de Areco, que es muy grande. Es muy loco porque no tienen noción del mismo modo que nosotros. Nosotros los extrañamos mucho, pero a lo mejor para ellos solamente fueron 10 minutos.
Hace no mucho perdiste a Batman, tu otro perrito, ¿Cómo se transita el duelo de un perro?
Batman era un Bulldog Francés que nos acompañó desde el nacimiento de Pipa hasta los cinco años. Se nos ahogó en la pileta y el duelo fue tremendamente complicado. Hay algo en el día ausencia que nos dejaba la cotidianeidad de estar con él que se rompió. Eso de sabernos esperados por alguien, de cumplir con sus rutinas… nos costó mucho. Eran como pequeñas trompadas que nos pegaban del día a día y lo peor es que tuvimos que seguir viviendo así por un tiempo largo. La verdad es que no sé si sabemos duelar. Hicimos todos los rituales de entierro cuando murió, pero todavía hoy que pasaron un par de años y que llegó Totín a cubrir ciertas ausencias, todavía nos duele.
¿Crees que la vida con un perro es mejor?
Sin duda hay felicidad en el hogar. Un buen perro convierte la casa en un hogar. Nosotros somos muy de los perros, tanto Julieta como yo, y yo creo que Pipa cuando sea grande y tenga su pareja también va a tener su propio perro. No nos molestan los “pequeños precios” que hay que pagar por tener un perro, la suciedad, los pelos y esas cosas.
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