La cocinera, dueña de Mirtha Café, cuenta los detalles de la tenencia compartida que mantiene con su expareja para la crianza de su hija perruna. Además, revela cómo le prepara platos nutritivos a su amor de cuatro patas para que mantenga una alimentación saludable.
¿Cuándo y cómo llegó Mirtha a tu vida?
Mirtha llegó hace siete años y medio. Yo en ese momento les tenía miedo a los perros. Nunca había tenido y era la típica persona que veía uno y cruzaba la calle. ¡Les tenía pánico! De pronto, como de la noche a la mañana, empecé a sentir amor y pensé: “Necesito un perro en mi vida”. Y llegó Mir, que me la regaló un exnovio, de hecho “el papá de Mirtha”.
¿Por qué elegiste ese nombre?
Me encanta Mirtha. Era ese o Martha, Susi, Lidia, Norma… Me gustaba un nombre de mujer con todas las letras.
¿Cómo es ella? ¿En qué se parece a vos?
La verdad que no sé. Es una gorda carismática… ¡y yo también! (risas). Es tranquila, se adapta a todo, en casa se tira a dormir y en el parque está sacada. Tiene un gran poder de adaptación y yo también así que esa puede ser una cualidad que tengamos en común. Y a las dos nos gustan las cámaras (risas).
¿Dónde duerme?
Mir tiene tres casas: la de su mamá, con la que vive, la casa de fin de semana de su papá y la casa de Marcos, mi pareja, que vamos y venimos. En todas las casas tiene un sillón grande disponible para ella, con una manta. Y el acceso libre a la cama, obviamente.
¿Cómo surgió la idea de la tenencia compartida con tu ex?
Apenas nos separamos, me la agarré y me la llevé conmigo a upa. Al principio fue difícil porque uno cuando se separa tiene que hacer un duelo, dejar de lado muchas cosas: el ego, enojos, frustraciones, lo que sea. Y después de que pasó la tormenta, funcionó perfectamente y ya con un vinculo de amistad.
¿Cómo funciona el arreglo?
Tenemos un contrato que decidimos hacerlo legal en pandemia porque nos pareció lo más correcto. Lo revisaron los abogados de cada uno y arreglamos que Mirtha esté cinco días de la semana conmigo y dos con su papá. Igual nunca tuvimos que apelar a él. Ni siquiera sé por qué lo hicimos. Yo cuando me voy de viaje me quedo re tranquila de que ella está súper cuidada.
¿Tu vínculo con Mirtha te sirve para llevar un mensaje a favor del cuidado animal?
Sí, a raíz del vínculo que tengo con Mirtha, yo entendí lo que es amar a un animal. Se me abrió ese umbral. En Mirtha Café ayudamos constantemente a refugios. Y en redes trato de comunicar qué es lo mejor para un animal, desde mi lugar como cocinera, dando recetas saludables y tips, sobre todo de su raza que necesita mucho cuidado.
¿A Mirtha le cocinás?
Le cambié la alimentación a Mir a partir de hacerle terapia ortomolecular y me compré un libro que se llama “Feed Me”. Una vez por semana preparo una especie de Meal prep: por un lado un tupper con dos kilos de arroz integral, por otro tres o cuatro pechugas de pollo (a veces le doy merluza o carne) y verduras. Desde que le cambié la alimentación está mucho más saludable, tiene más energía, mejoró su peso. Si estamos de viaje y se nos complica ahí sí le damos alimento balanceado.
¿Cómo surgió la idea de abrir Mirtha Café?
En la pandemia me venían pidiendo algún lugar donde vendiera las cosas que cocinaba. Y se nos ocurrió con mi hermano hacer un cafecito take away, bien pandémico, en Mar del Plata, ya que él vive allá. Y no estaba la posibilidad de que no fuera un lugar mega petfriendly.
¿La gente puede ingresar a consumir con sus perros? La mayoría de los café Petfriendly solo aceptan mascotas en las mesas de afuera.
La gente no sólo puede ingresar con sus perros sino que si vas con él tenés coronita. Tenemos una carta donde hay un menú ellos, libre y gratuito, y adentro pueden hacer lo que quieran.
¿Se vienen más proyectos con Mirtha?
Sí, la idea es expandir Mirtha Café, con el concepto de “cafetería Petfriendly de verdad”. Tengo un montón de cosas en mente y por supuesto ustedes van a ser los primeros en enterarse.
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