La periodista es voluntaria de Pichichos al rescate y, desde hace un año, transita a su amigo perruno a quien tuvieron que amputarle dos patas pero no por eso es menos feliz. “El cariño y la atención que le dimos le devolvieron la confianza”,asegura.
Por Paula Labonia
Fotos: Martina Zamudio
(Nota)
-¿Qué te llevó a querer transitar?
-Decidí transitar luego de que falleció mi perra Queen en septiembre de 2019. Siempre había tratado de aprovechar mi rol como periodista para visibilizar organizaciones de rescate y adopción. Tras la partida de Queen, y con mucho más tiempo por el confinamiento por la pandemia, encontré en el ser hogar de tránsito una forma de transformar el dolor en algo positivo.
-¿Qué es lo más lindo de transitar?
-Creo que aún se desconoce mucho sobre lo que implica ser hogar de tránsito, hay más miedos que certezas. Yo incluso también tenía ciertas dudas. La verdad es que es un rol hermoso el de ser el puente entre el rescate y la adopción. Y lo que hay que tener en cuenta es que uno no está solo en esa aventura. Uno no transita solo sino en equipo.
-¿Cómo llegó Yiyo a tu vida?
-Yiyo es mi tercer perro en tránsito. Llegó hace un año. Él tiene cuatro. Quienes lo tenían buscaban a alguien para que lo cuidara por un tiempo porque estaban con un tema personal. A través de una persona en común, me ofrecí a hacerlo. Me iban a pagar. Finalmente supe que a Yiyo no lo sacaban nunca al exterior, la mayor parte del tiempo lo pasaba solo con otros perros, y una herida que teóricamente nunca se curaba lo hizo porque yo le limpiaba y cambiaba el pañal seguido.
-¿Ahí decidiste quedártelo para transitarlo?
-Quienes lo tenían tomaron la decisión de no venirlo a buscar y de que yo le buscara una familia “si es que creía que alguien lo iba a aceptar”.Nunca me trajeron el alimento y los pañales que prometieron. Mucho menos me pagaron (y a mí claro ni me importaba ya). Recuerdo que ese día lo abracé mucho. Ahí Yiyo fue aceptado por Pichichos como un nuevo perro en tránsito y empezamos de cero a trabajar en pos de que tenga la vida más digna posible.
-¿Qué problema tiene Yiyo en sus patas?
-Yiyo es un perro paralítico. Tuvieron que amputarle dos porque no era posible que recuperaran su función y terminaban siendo un obstáculo para él. Le estamos haciendo un carrito a medida. Tiene la cadera algo torcida e incontinencia, por eso usa pañal. Cuando llegó estaba muy pero muy flaco, encorvado y tímido, casi como que pedía permiso para todo. En palabras de su veterinaria, “A Yiyo lo dejaron estar”.
-¿Podés ver una evolución notoria de un año atrás a ahora?
-En todo este año Yiyo recuperó peso. Además, con terapia neural, pasó de no tener ninguna respuesta en su cola a moverla, de no registrar cuando hacía caca a empezar a moverse en ese momento, de estar encorvado y contracturado, a estar más relajado y mejorar su postura. Y, sobre todo, el cariño y la atención que le dimos le devolvieron la confianza, la personalidad y la ganas de empezar a ladrar y de pedirle mimos a cualquier persona que se nos cruza en los paseos.
-¿Cómo hacés para trabajar y estar atenta a Yiyo que requiere tantos cuidados?
-Yiyo no requiere un trabajo extra. Requiere cosas distintas a las de otro perro. Si para algún perro hay que salir a primera hora para que haga sus necesidades, yo a él le tengo que cambiar el pañal. Una de las cosas que más me enseñó Yiyo fue a aceptar la diferencia. Me quedo siempre con una conversación entre dos nenes en la calle cuando lo vieron. Uno dijo: “¿Viste ese perro? Tiene problemas”Y el otro le respondió: “No tiene problemas. Tiene superpoderes”.
-¿Tenés planes de adoptarlo?
-Yiyo sigue en tránsito porque en Pichichos el concepto es ocuparnos hasta conocer el máximo posible de bienestar para cada perro. Yo hoy estoy concentrada en eso. Y llegado el caso de que lo adopte, seguiría igual transitando.
-¿Cómo es un día de uds?
-A Yiyo le encanta dormir y a mí me cuesta salir de la cama, así que nuestro día empieza escuchando y leyendo las noticias desde la cama y haciendo un poco de fiaca. Salimos a pasear con el cochecito y si a la noche veo alguna serie o película, él está ahí en primera fila roncando.
-¿Dónde duerme?
-Está re mal esto, pero duerme conmigo en la cama. Y duerme literal dentro de la cama, le encanta estar tapado. Lo subí a dormir conmigo el día que me dijeron que no lo iban a buscar. ¿Debería hacerlo dormir en su camita en la noche, no?
Cuenta de Instagram: @taisgadealara
Web de Pichichos al rescate: www.pichichosalrescate.org
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