Dominique Verdier, fundadora de Team Ratas cuenta cómo nació esta ONG que se dedica al rescate de roedores descartados de laboratorios. “Lo que me movilizó fue ser consciente de que dependían de eso para vivir”, asegura. Además, habla sobre la experiencia de convivir con sus diez animales rescatados más los treinta que tiene en tránsito.
Por Paula Labonia
Fotos:Flor Petra
-¿Cuántas mascotas tenés y cómo llegaron a vos?
-Tengo en total diez animales, todos adoptados: cinco palomas que no pueden reinsertarse, cuatro ratas y un perro. Además estoy transitando 21 ratas y nueve aves en recuperación.
-¿Cómo llegaste a adoptar palomas?
-Me las fui encontrando en la calle, cuatro de ellas heridas con fracturas que dejaron secuelas y la quinta era un pichón caído del nido. La encontré un día de lluvia y hoy en día es la más compañera de todas.
-¿Y las ratas son todas de tus rescates?
-Sí, son rescatadas de la experimentación. Elegí adoptarlas a cada una por distintas razones que llevaron a que su adopción fuera más difícil de concretar que las de otras. Margarita y Eugenia fueron envejeciendo sin ser elegidas, Lu fue devuelta por su carácter más antisocial y Mercedes tiene una enfermedad crónica respiratoria qué implica cuidados especiales.
-¿La llegada de Chumbi también fue por casualidad?
-Chumbi vino con la intención de darle tránsito pero como se lo consideraba un perro “agresivo” su adopción era más compleja. Así que con mi pareja pudimos darle la estabilidad que necesitaba y decidimos finalmente adoptarlo.
-¿Cómo es la convivencia entre todos?
-Un poco complicada ¡pero ya estamos bien organizados! Ninguna de las especies convive entre sí, por eso pasamos ratos con ellas por separado. Las ratas están en la habitación, las aves en el comedor y el perro puede estar en toda la casa sólo cuando estamos mi novio o yo. Así logramos tener una convivencia pacífica para poder seguir ayudando tanto a ratas como a aves.
-¿Cómo y cuándo nació Team ratas?
-El Team surgió en junio de 2016. Una amiga me comentó que había dos ratas usadas en experimentación y tenía la posibilidad de sacarlas, si no lo hacía las iban a eutanasiar. Sin saber dónde las iba a tener y qué necesitaban, las recibí en mi casa y me interioricé sobre el tema. Comenzamos a difundir el pedido de adopción y se llenó la casilla de mails de personas interesadas. Viendo la buena repercusión que tuvo, era imposible no considerar cuántas de esas vidas se podían salvar si lograba sacarlas de manera regular.
-¡Y lo lograste!
-Sí. Lo que me movilizó fue ser consciente de que dependían de eso para vivir. Empecé a buscar distintas personas que me pudiesen facilitar el contacto de quienes trabajaran dentro de los laboratorios para ponernos de acuerdo. Con el tiempo y las publicaciones que fui desarrollando para concretar las adopciones se fueron sumando voluntarios para transitar y hoy en día el equipo cuenta con más de treinta hogares de tránsito que tienen ratas y ratones esperando a su familia.
-¿Por qué creés que hay tanto rechazo hacia las ratas?
-Hay mucho desconocimiento sobre las ratas. Principalmente está instalado que pueden transmitir enfermedades y ese temor parece convertirlas en un animal que perjudica al ser humano. Las que rescatamos son tan ratas o ratones como las que vemos en la calle. La diferencia es que están domesticadas por humanos hace cientos de años. Son animales genéticamente modificados para cumplir distintas expectativas. Por eso, su forma de comportarse frente a su entorno es completamente distinto y a la vez impide que puedan sobrevivir en libertad.
-¿Cómo se podrían frenar las investigaciones con ratas?
-En muchos ámbitos de la experimentación existen métodos alternativos donde no hay maltrato animal de ninguna especie. En Argentina son pocas las industrias que eligen estos métodos. Un primer paso sería la prohibición en experimentación de cosméticos en animales (como ya sucede en la Unión Europea) y del uso de animales en carreras universitarias.
Cuenta de Instagram: @teamratas.ong
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