La actriz del momento volvió a la Argentina junto a su fiel escudero Ramón. Un yorkie de 8 años, que según ella es la relación más estable que tuvo en su vida.
¿Cuál es tu primer recuerdo de un perro en tu vida?
Mi primer recuerdo es cuando yo estaba en primer grado, tenía seis años y fuimos un dia con mis papás al Parque Centenario. Me acuerdo de que me saqué una foto con la Pantera Rosa (todavía la tengo), y cuando estábamos ya saliendo del parque para volver a casa, vimos que había una chica que tenía una caja llena de perritos que los estaba regalando. Yo me puse a jugar con uno pero en ningún momento pensé que a mis papás se les iba a dar por adoptar uno, porque la verdad no era lo que venía pidiendo… yo estaba jugando con uno negrito y de repente me doy vuelta y veo a mi papá con uno de ellos en los brazos con la panza hinchada, tenía una panza gigante, era blanco con algunas manchitas marrones y me dice: “¿te gusta?”, y automáticamente deje al perro con el que estaba jugando y le dije: “si, ¡me encanta!”, le empecé a dar besitos y mi papá me pregunto si quería que lo lleváramos. Aunque mi mamá miró con una mirada fulminante a mi padre, lo llevamos a casa. Lo que más me acuerdo es el primer día, en el que volvimos y yo quería que lo mimemos entonces a la mañana siguiente le dimos arroz con leche cuando estábamos todos desayunando, yo me tenía que ir al colegio y le pedí a mi papá que lo lleváramos con nosotros en el auto y el perro me vomitó todo el arroz con leche en el uniforme del colegio, fue como un bautismo. Fue un perro que quise mucho.
¿Cómo llega Ramón a tu vida?
Ramón llega a mi vida en el 2010. Yo me había ido a vivir a Estados Unidos en enero y más allá de cosas hermosas que tenía emprender ese viaje que se fue estirando, también estaba experimentando mucho la soledad y la cosas que uno siente cuando está lejos de la familia y amigos, porque era la primera vez que me iba no solo del país sino de mi casa, ya que hasta ese momento vivía con mis padres. Cuando volví a Argentina después de nueve meses por dos semanas, ya venía con la idea de tener un perro para compañía y me regalaron a Ramón, a los cuatro días lo subí a un avión y desde ese momento no nos separamos más.
¿Por qué elegiste a la raza Yorkie, cómo es?
En realidad, no la elegí yo, lo eligió mi ex novio porque sufro bastante de alergias, y él había averiguado que los Yorkies son hipoalergénicos, porque tienen un mismo pelo que crece, no es que lo cambia el pelaje, entonces va muy bien con la gente que es sensible.
Escuchamos en alguna entrevista que Ramón es la relación más larga que has
tenido, ¿por qué?
Si, es un poco un chiste, pero también es cierto. Ramón y yo convivimos hace siete años y como todo vínculo tiene sus vaivenes, crecimos un montón y él me enseñó un montón de cosas como lo que es el amor, la tolerancia, la incondicionalidad…
¿Qué permitidos tiene en tu casa?
Mis tíos tienen mi casa. SÚ casa. Porque Ramón es el dueño absoluto de cualquier lugar que habita. Es un desastre, tiene permitido todo. Duerme en la cama… de hecho cuando yo no estoy el perro se mete en la cama adentro de las sabanas, capaz yo llego a mi casa y Ramón no actúa de perro, no viene a recibirte a la puerta, sino que se queda en el lugar en el que está durmiendo panza arriba esperando que vos vayas a saludarlo a él.
Si Ramón fuese actor ¿cuál sería?
¡Que pregunta!… Jim Carrey. Porque es muy habitual que me haga reír, es un comediante absoluto, pero también cuando tiene que hacer drama es el mejor.
Viviste muchos años en NY, ¿es una ciudad muy pet friendly en comparación a Buenos Aires?
En Nueva York está mucho más incorporado el perro a la rutina, a la vida habitual. Me ha pasado acá en Argentina de querer entrar a la farmacia con el perro y que no me dejen ni siquiera a upa. En Nueva York, está casi por dado que con el perro se puede entrar a cualquier lado, en los restaurantes por una cuestión de higiene y salud no lo suelen permitir, pero hay varios que específicamente están hechos para mascotas. De hecho, a la vuelta de mi casa había uno que se llamaba Woof bar, como ladrido de perro, y es un bar en el que podés ir con el perro e incluso atrás tiene un lugar con conos y cosas así para que el perro juegue.
Cuál es el TOC más llamativo de Ramón y cuál el tuyo?
Uff… la segunda frase que más digo en mi vida habitual, después de “hola, como estás” es “NO son caballos, Ramón”. El los conoció por primera vez hace muchos años cuando fuimos al Central Park y ahí tuvo un ataque de película. No solo cada vez que ve un caballo sino cada vez que suena algo que se parece al ruido que hacen los caballos cuando caminan, a Ramón le agarra un ataque de nervios y ladridos, que además, no se entiende si está o no asustado porque ladra pero mueve la cola, es raro. Yo vivo en un piso alto y no pasan muchos caballos por Caballito… pero es una cosa tremenda, el escucha un ruido que se parece y le agarra el ataque.
Sos de hablarle a tu perro?
¡Si, por supuesto!, por lo menos no espero respuesta, creo que ya eso lo tengo aceptado. Soy muy de comunicarle que es lo que vamos a hacer o que me voy, o que lo quiero mucho, sino que también soy de contarle las cosas buenas. Cuando tengo una buena noticia, o estoy enamorada, o lo que sea tengo una sesión de masajes -porque también me gusta mucho hacerle masajes y brindarle un momento exclusivo a el- le cuento las cosas que me pasan, y el escucha, porque no le queda otra.
En qué se parecen ustedes dos?
Somos parecidos en muchas cosas, pero creo que por un lado los dos somos medio “garrapata”, muy pegotes, pero que también reclamamos nuestra independencia a morir. Ramón es un perro muy mimoso (y cuando hablo de Ramón, hablo de mí), pero que quiere cariño cuando él quiere y como él lo quiere, a veces si está durmiendo, se pone de muy mal humor (ese es otro TOC que tiene) porque no le gusta que lo toquen o que lo corran, entonces si yo accidentalmente rozo alguna parte de mi cuerpo con la de Ramón, se me viene un ataque como si fuera la bestia más feroz de la selva.
Alguna anécdota con él para compartir?
Sustos tuve varios, pero prefiero recordar las cosas lindas. Algo divertido fue un viaje muy lindo que hicimos con Ramón. Fue hace unos dos años, estábamos en Nueva York y yo tenía ganas de hacer una especie de retiro y alquilé un bote en la costa y nos fuimos con Ramón diez días, para que yo me concentre en escribir y corregir mi novela. Fue un viaje muy lindo porque estábamos todos los días en el bote (estaba anclado en el muelle, por supuesto), tenemos una manera de compartir la soledad muy amena. Él es medio perro-gato, entonces se trepaba a las partes altas del bote y a la noche cuando había un silencio absoluto, si se escuchaba algo en el muelle, antes de ladrar me miraba a mi como concertando que estuviera todo bien. Esos diez días fueron una experiencia re linda y que recuerdo mucho su compañía silenciosa. Yo siempre digo que hay que amar como aman los perros: silenciosa, incondicional y asquerosamente.
FOTOGRAFIA: Martin Sarrabayrrouse
ESTILISMO: VALE POLNOROFF
MAKEUP Y PELO: MECHI MIQUEO
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