Se denomina perro mestizo al can cuya ascendencia es generalmente desconocida, que tiene características de dos o más tipos de razas, o es descendientes de poblaciones de perros callejeros. «Raza aleatoria» es un término genético para referirse a un animal, población, o raza que se crio y desarrollo sin la intervención planificada de los seres humanos, y cuyo ancestro y composición son generalmente desconocidos.
Un perro mestizo tiene unas cualidades que lo hacen único, exclusivo, original e irrepetible. Un perro mestizo, sin valor económico alguno, puede proporcionar las satisfacciones a su propietario que el perro con mejor pedigrí. Los perros mestizos no tienen ninguna desventaja demostrada frente a los perros de raza y sí muchas ventajas.
El mestizo goza del efecto heterosis –también llamado vigor híbrido- que se traduce en un aumento de la resistencia contra las enfermedades y en un índice mayor de fertilidad. Como consecuencia, el grado de probabilidad de ser un perro robusto, inteligente y de fácil adaptación es muy alto.
En general son extremadamente amables y muy amistosos. Tienen una enorme capacidad de afecto y rebosan cariño y afecto, y si provienen de un refugio esta capacidad se multiplica por el ansia y las ganas de ser queridos. Además, suelen ser muy inteligentes y no entrañan problemas a la hora de ser educados, tengan la edad que tengan. Tratarán de complacer a su dueño en todo. No sufren degeneraciones por consanguinidad, como pasa en algunas razas puras (los Dálmatas por ejemplo, sordera) y gracias a las mezclas de las que provienen disfrutan de graciosas peculiaridades que hacen de cada animal un ejemplar irrepetible, casi exclusivo.
Así mismo presentan una admirable resistencia física natural, ésta se debe precisamente a las mezclas, también resultan mucho más resistentes a las enfermedades y gozan de una gran longevidad. Se sabe de ejemplares que han llegado a los 20 años.
A menudo son más tranquilos y equilibrados que sus nobles parientes de pura raza. Los cruces realizados por criadores poco profesionales pueden provocar alteraciones de comportamiento en algunos ejemplares de raza y de problemas degenerativos como sordera, fallas hepáticas, hemofilia, cáncer, problemas óseos, etc. entre muchos otros. Sin embargo la selección natural de los mestizos evita casi en la totalidad dichas alteraciones.
El perro mestizo no es un perro callejero necesariamente, ni tenemos por qué verlo despectivamente. Hoy en día muy pocas personas podrían llamarse de pura raza, salvo alguna tribu indígena intacta en alguna selva, los demás somos mestizos, hijos de la mezcla de muchas razas, así que cuando señales con un dedo a un perro y lo llames despectivamente chucho o mil leches no te olvides que tus otros cuatro dedos de la mano apuntan directamente a ti. Los perros mestizos llevan generaciones viviendo en casas, conviviendo felizmente con sus dueños sin ningún tipo de problema y llenando el espíritu de muchas personas y familias.
Por tanto se trata siempre de ejemplares directamente ligados a la vida en familia, que han pasado escaso tiempo en la calle, y que desean ardientemente la segunda oportunidad que tanto merecen. Además, no olvidemos que los perros de pura raza no son más que mestizos prolongados en el tiempo. Es absurdo ver como la gente se vanagloria y presume de su perro fino sin saber que su perro tan exclusivo es el resultado final de un mestizaje enfocado a una sola cosa: el comercio.
Es la sangre de nuestros mestizos la que dio origen a ese perro de raza pura.
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