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Toda su vida amó a los perros y hacía años soñaba con criar uno. A raíz de la pandemia, que la obligó a quedarse en su casa, la actriz se convirtió en mamá de este caniche al que define como «un compañero maravilloso”.
Fotografía: Flor Petra
Por Paula Labonia
(Nota)
¿Podríamos decir que la llegada de Evo fue el lado bueno de la Pandemia?
Fue lo único bueno te diría. Por mi profesión me iba muchas horas de mi casa y sentía que tener un perro era incompatible. Así que en la pandemia dije: “Es el momento”.
Estuviste grabando una película recientemente, ¿te costó mucho organizarte con él?
Para nada. Me di cuenta que lo puedo hacer bien. Se lo dejaba todos los días a unos amigos que tienen una perra y se llevan bárbaro. Lo hacía sobre todo para que él tuviera un programa divertido, no porque no se pudiera quedar solo. Es como una colonia. Ama ir ahí.
¿Se quedó solo alguna vez ya?
¡Sí! La primera vez con mi novio dejamos la compufilmando. Por suerte todo bien. Además fui a una consulta con un etólogo que me explicó el tema de dejarlo solo, de la comida, los paseos… Tenía varias dudas. Igualmente no puedo dejarlo solo más de cinco horas.
¿Por él o por vos?
¡Por mí! (risas). Porque lo extraño. Estoy en un cumpleaños y me quiero volver a mi casa para estar con él. Siempre que llego está perfecto, en su cama, re pancho. Y nunca encontré nada roto. Así que sí, es por mí ciento por ciento.
¿Te costaron sus primeros días?
Cuando llegó me daba miedo porque me sentía muy responsable. ¡No quería que le pasara nada! Las primeras noches no dormí, me quedaba mirándolo. Y estuve medio densa con el veterinario (risas). Es un genio, de hecho se lo recomendé a mis amigas Ana Katz y Juli Zylberberg así que nos armamos un chat de mamis entre las tres para hablar de esos temas.
¿Se pasan fotos de sus hijos peludos?
Sí, bastante. Y todas las novedades médicas. El tema de la castración lo hicimos casi juntas. Nos íbamos dando los partes.
¿Colecho sí o no?
Estoy a favor del colecho pero un rato (risas). Primero lo acuesto en su camita, que está en el living. Apago las luces y se va a dormir. Y a la madrugada se pasa a mi cama.
¿Tu novio también está a favor?
Sí. Se aman locamente. Mi novio en su casa tiene un gato, Tokio. A veces lo llevo a Evo y de a poquito se van conociendo. Yo me pongo nerviosa porque me dan miedo los gatos, no los entiendo.
¿Y tu amor por los perros viene de familia?
Claro. Yo me crié en una granja hippie en Torcuato hasta los 15 años. Siempre estaba lleno de gente, amigos de mis papás, mucha música, juegos. Y había un montón de perros. Algunos nuestros y otros a los que les dábamos tránsito.
¿Te inclinaste por un caniche por alguna razón en especial?
Me hubiese gustado adoptar pero necesitaba tener controlados ciertos aspectos, como el tamaño y el pelaje, porque soy alérgica. Además Mercedes Morán, que es muy amiga mía, tuvo un caniche y una vez me dijo: “La vez que sentí que se me rompió el corazón, literalmente con un crack, fue cuando se murió Copito”. Me quedó grabado.
¿Por qué lo llamaste Evo?
Por Evo Morales, a quien admiro mucho.
¿Qué les gusta hacer juntos?
Jugamos mucho. Pasan cosas fuertes que algunos no me creen. Yo le pido determinado juguete y me trae ese. Le digo “pelotita verde”y me trae esa, que no es igual que “pelotita celeste”.Lo mismo con “osito” o“almohadita”.¡Entiende perfectamente! También vamos a correr todos los días al parque. Me encanta entrenar con él. Y es un gran copiloto. Le fascina andar en auto, así que lo llevo a todos lados. Siempre pensé en poder darle una vida feliz y al final él me hizo mucho más feliz a mí.
Cuenta de ig @marbellati
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