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Fer Metilli, Pantuflas y Chancleta
La actriz y comediante está convencida de que la vida sin un perro es un desperdicio. Por eso, comparte sus días con sus dos perrhijos, quienes llegaron tras la muerte de su otro gran amor peludo, Vicente Garibaldi.
ENTREVISTA PAULA LABONIA
Hace unos años en el programa “Cortá por Lozano” contaste que tu perro anterior, Vicente Garibaldi, iba al Jardín, ¿los de ahora también?
Chancleta podría ir, pero no la llevo porque tiene problemas en las patitas de atrás y Pantu no puede caminar tanto. Con decirte que cuando los saco tardo una hora reloj en dar una vuelta manzana.
¿Cuál de los dos llegó primero?
A Pantuflas, que es el salchi, lo adopté primero. Siempre por el Instagram de “Los hermanos Paticorti”. Yo ya hacía un año que estaba queriendo adoptar porque se había muerto Vicente Garibaldi. Sentía un vacío. Es que la verdad para mí la vida sin un perro es un desperdicio. Necesito uno, dos, veinte. Es una necesidad mental y corporal. De hecho, lo adopté junto a otro al que llamé Culito porque estornudaba y se le salía el ano. Lamentablemente vivió 6 meses con nosotros y falleció.
¿En ese momento sumaste a Chancleta?
Sí, es que Pantuflas se puso re triste cuando quedó solito, porque eran muy amigos. Así que a los dos días les volví a escribir a “Los hermanos Paticorti” y a las 2 de la mañana me avisaron que estaban rescatando una perrita. A la mañana ya me fui a buscarla.
¿Siempre adoptaste?
Sí, en mi casa mi papá y toda su familia siempre fueron muy perrunos. Llegamos a tener cinco. Estábamos siempre rodeados de perros. Nunca compramos, ni se me cruza por la cabeza. A Vicente, por ejemplo, lo encontró una amiga, perdido en Parque Las Heras. No paraba de cruzar la calle y lo agarró a upa. Buscó a sus dueños, pero nunca los encontraron. Al año fue mamá y cuando le pregunté cómo la podía ayudar, me dijo: “Llevate al perro”. Porque ya no podía darle la atención que le daba. Así que por mucho tiempo las dos fuimos las madres.
¿Cómo fue la adaptación de Pantuflas y Chancleta luego de ser rescatados?
Cuando Pantu llegó, él sabía que era el rey, fueron todos mimos. El primer año si me acercaba cuando estaba durmiendo me tiraba un tarascón, pero ahora me mueve la cola. Además, duerme con una profundidad. La parte de salir les cuesta a los dos. No saben pasear ni jugar. Toda esa adaptación es difícil, pobrecitos.
¿Conocés la historia de Pantuflas?
Sí, había estado cinco años adentro de una jaula en un criadero. Él era el único macho proveedor. Yo había visto su publicación hacía un mes y cuando les escribí para preguntarles si seguía en adopción me dijeron que nadie había preguntado por él. Me explicaron que la gente no se anima a adoptar perritos con discapacidades o que están en tratamiento. Así que llené el formulario y los traje a él y a Culito, que también era chiquitito.
¿Querías perros chicos por algo en especial?
Es que yo vivo en un departamento. Mi novio (N de la R: está en pareja con el actor Agustín “Soy Rada” Aristarán) que vive en una casa tiene un perro más grande, Honorio, que es mi hijastro. Me da gracia porque es gigante y lo tienen cag… los dos chiquitos.
¿Cuándo vas a su casa o él va a la tuya siempre llevan a sus perros?
Sí, en la mía convivimos todos más el gato, Patrañas, de 13 años, que sólo se llevaba mal con Culito porque lo quería morder.
En una entrevista tu novio contó que no deja que su perro suba a la cama, ¿es un conflicto entre ustedes?
Cuando voy a su casa respeto obviamente su cama y no subo a mis perros. Chancleta se viene al lado mío con su almohadoncito. Y en mi casa si estoy sola duerme conmigo. Si está él no. Pero no es un conflicto, para nada.
Entonces ya todos están adaptadísimos
Sí, lo que me cuesta todavía es que Pantu haga pis en un mismo lugar, porque estaba acostumbrado a hacer en su jaulita. Así que voy poniendo diarios por todos lados, pero no pasa nada.
¿Cómo es un día de ustedes?
Hasta las 17hs que salgo para el teatro, estoy con ellos. En mi casa o en la de mi novio. Los lunes viajo a Tandil a ver a mi familia y los llevo. Y si nos vamos por unos días y no los podemos llevar, dejamos a los tres en una guardería, que para ellos es un parque de diversiones. Los dos míos se van a dormir y les roban la cucha a otros perros. Honorio juega, se embarra, se mete en la pileta…
¿Vas a seguir todo el año con teatro?
Sí, estoy haciendo de miércoles a domingos en el Politeama la obra de (Juan José) Campanella “Empieza con D, siete letras”. Seguimos hasta diciembre. Y los martes en Teatro El Nacional con “Las chicas de la culpa”. Así que mi año está cubierto por teatro.
¿Cómo hacés desde tu lugar público para enviar un mensaje de cuidado animal?
Con la misma crueldad con la que laburan los criaderos. El mensaje sin metamensaje. El mismo perrito que ves con un moño, sus papás la están pasando mal. Las hacen parir más veces de lo que la naturaleza les permite. Y una vez que no les sirven más las desechan. Mostrar cómo es la realidad. Lo cruel que es.
ig @fermetilli
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