Eial Moldavsky y Peres

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Eial es filósofo, tiene un programa de streaming y ama a su perro Péres. Dice que es su vínculo más estable y que, a pesar de que en un principio fue difícil, hoy no puede vivir sin él. Quizás, su ‘filosofía en un minuto’ sea estar acompañado de su gran amigo de cuatro patas, aquel que lo animó a volver a querer después de un duelo, aquel que le destruyó una casa entera, pero también se ganó su corazón completo. 

¿Cuál es el primer recuerdo que tenés de un perro en tu vida?

¡Buena pregunta!, el primer perro que tuvimos en mi familia fue hace bastantes años. Una vez mi hermana pidió que para su siguiente cumpleaños nos regalen un perro, y me acuerdo que el año siguiente cuando cumplió años, yo les dije (a mis padres): “Galia quiere un perro”, y mis papás me pusieron cara de no-se-qué, porque en realidad, efectivamente, el regalo que le estaban dando era una especie de voucher que decía “vale por un perro”. Yo estaba en primer año de secundaria, así que no éramos tan niños. Se llamaba Chicago y era un Golden. Vivió más o menos diez años. 

¿Cómo llegó Péres?

Mirá, había muerto Chicago hace menos de un año y para mí fue una de las muertes más dolorosas que viví en mi vida. Si bien ya había tenido otras situaciones y me imaginaba que la muerte de un perro la podía proyectar y en alguna parte de mi mente pensaba que su muerte no me iba a afectar tanto porque ya había tenido otras experiencias dolorosas, uno suele creer que el perro está por debajo de ese cariño, pero sin embargo fue uno de los momentos y dolores más grandes que tuve en mi vida. La cosa es que nos había pasado eso y una amiga de mi hermana estaba metida en un programa de adopción donde rescataban perros y los ponían en tránsito, nos ofreció al perro y lo fui a buscar y me lo llevé. Fue de un solo movimiento. No lo pensé mucho. 

Podemos hablar de lo que es duelar a una mascota, ¿Qué te hizo sufrirlo tanto y por qué decidiste entonces volver a tener perro?

Hasta el día de hoy me hago la pregunta de porqué decidí volver a tener perro, y creo que la respuesta está en que el argumento es que no querés volver a tener otro para no volver a pasar por lo mismo, porque viven considerablemente menos que nosotros, entonces inevitablemente vas a tener que volver a experimentar el dolor y la pérdida. Es decir, el razonamiento es ese, pero la verdad es que yo no tomo decisiones para evitar dolores. Me parece que es mucho el cariño y el amor que un perrito te da como para dejar de vivirlo solo porque queres ahorrarte el dolor. Si es cierto que fue una de las peores pérdidas que sufrí, pero nunca me dejaría llevar por esa premisa. Yo nunca voy a estar a favor de dejar de sentir y experimentar experiencias amorosas por más que sepa que me van a dañar en algún momento. No siento en lo más mínimo que mi vínculo con Péres sea igual al de Chicago, ni que lo haya reemplazado. 

¿Cómo describirías tu relación con Péres, entonces?

Fue una relación muy difícil al principio, no te lo voy a negar. Me destruyó la casa en formas que nunca creí que fuera posible. Llegó a un punto de destrucción que descubrí cosas y lugares de mi casa que no sabía que existían… en el afán de destruir todo a su pasar, se comió pedazos de muebles, un sillón completo, por ejemplo. Fue muy complejo. Fue un año y pico en el que lo padecimos muchísimo y en el que volvía deprimido a mi casa pensando en qué podría haber destruido Péres esta vez. Fue tan difícil que hasta llegué a sospechar que este perro y yo no podíamos vivir juntos porque él no era feliz.  Después de eso llamé a un adiestrador y empezó a pasear muchas horas, y le encontré la vuelta. Ahora tenemos una gran relación, uno con su perro genera un tipo de cotidianidad que es muy loco. Los perros se dan cuenta de todo, es muchísimo el vínculo que sostiene este grado de continuidad. 

¿Te imaginás la vida sin él?

La verdad es que no. Me acuerdo cuando lo adopté, en 2018, fue hace cinco años y me acuerdo de tener el pensamiento de decir: “bueno, ahora tengo 27, si Péres viviera diez años, ¿Cómo seremos a los 37 y él a los 10? “. Lo sigo pensando incluso ahora y la verdad es que me gustaría que viva más de diez años para ver dónde iremos los dos con la vida que nos depare. Pero no me imagino la vida sin Péres, ya lo tengo muy incorporado a mi geografía. Es parte de mi cotidiano. Cuando no lo veo por mucho tiempo ya lo extraño y quiero que estemos juntos de vuelta. 

¿Pensas que hay algo que se pueda cambiar para hacer una Argentina más Pet Friendly?, teniendo en cuenta que en Capital Federal estadísticamente hay más perros que niños, por ejemplo. 

Mirá, para mí ir al supermercado con Péres sería un planazo. Me encantaría que sea todo más Pet Friendly. Cuando yo voy a un café con él y puedo entrar me da mucha alegría. Me encantaría que pueda viajar en el subte, entrar a un bar y pasar a todos lados. Me da pena cuando alguien lo padece, pero también es cierto que hay muchos países en los que entrar a algún lugar público con tu perro es muy común, entonces sí se puede. 

¿Qué le dirías a alguien que quiere adoptar?

Me parece que el amor de una mascota es un amor muy particular y que es una experiencia que hay que tener en la vida. Creo que es algo que se aprende. Realmente se nota mucho la diferencia entre la gente que tuvo perros y gatos y la que no. Tener un perro vale mucho la pena, es re lindo. Sin embargo no es fácil, hay que tener mucha paciencia porque el adiestramiento también es para los dueños y no sólo para los perros. Pero el balance siempre es positivo. 

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