Ella es artista, multifacética, ganadora de premios y del corazón de todos los espectadores que van a verla ya sea en cine, en teatro o televisión. Julieta y Chizito, un paticorti gigante con gracia y mucho color, le enseñan al mundo que todos los personajes se construyen desde el amor y la mirada hacia el espectador: ella componiendo escenas y figuras para el arte, él sentándose de formas raras y haciendo reír a su hijo Luis.
Por Guadalupe Santome Osuma
Fotografia Martina Zamudio
¿Cuál es el primer recuerdo que tenés de un animal en tu vida?
En mi infancia el primer perro que tuve se llamaba Homero, que fue un perro muy pedido por mis hermanas y por mí. Era muy personaje, fue mi primera mascota porque mis papás no eran muy pro tener perros porque no querían cuidar a nadie más, pero los obligamos (risas). Yo sí, soy re pro tener perro y de hecho, tenía a Rufián y cuando llegó Chizito se llevaron muy mal así que los tuve que separar.
¿Cómo llegó Chizito?
Mi idea era tener dos perros, pero la realidad es que cuando Chizito llegó, tuve que mandar a Rufián a la casa del padre de mi hijo. Cuando quise tenerlo, le pregunté a mi hijo: “¿Querés tener un cachorrito?” y obvio que él me contestó desesperadamente que sí porque ama los perros. Entonces, el hermano de una amiga mía que vivía en San Pedro me ofreció un perrito porque su perra había tenido bebés y cuando mandó fotos eran todos increíbles, así que fuimos a buscarlo hasta allá con Rufián y con Luis… cuando llegamos, eran todos divinos pero tenían patas gigantes y ahí pensé: “¡Ay, no!, ¿en qué me metí?”, pero lo traje igual porque era un amor. El padre era un labrador enorme y la madre era una mezcla chiquita… así que Chizito es una mezcla entre todo ese colectivo y quedó largo, gigante, 25 kilos pesa, pero es enano.
¿Cómo fue que decidiste separarlo de Rufián?
Lo que pasa es que mi casa era un infierno y entonces tuve que asumir que no podía tener dos perritos, sobre todo porque Rufián es muy alfa, así que no se iban a llevar bien nunca. No fue que nos despedimos, simplemente vive en otra casa, reestructuramos la familia y Luis los ve a ambos.
¿Cómo es la personalidad de Chizito?
Es lo más. Es un perro muy gracioso, él es muy simpático y el nombre le queda increíble. Es re bueno, pasea un montón en las mañanas con un paseador así que se queda muy tranquilo después. Con Luis es muuuy cariñoso, súper compinches, y conmigo sabe que soy la que le da de comer. Se sienta siempre de maneras raras, se sube a las sillas, mira la tele con mi hijo, comparte mucho con la familia.
¿Cuál es su permitido dentro de la casa?
A mi no me gusta subirlo a la cama, yo lo tengo más corito. No tengo ese vínculo pegote que mi hijo sí, son inseparables. Chizito se puede subir a la cama de Luis, pero él tiene prohibido subirse a mi cama, salvo los fines de semana cuando nos despertamos y no viene el paseador.
Si él fuera un actor, ¿Quién crees que sería?
¡Sería Matt Damon!, es muy parecido de cara. El protagonizaría una comedia romántica sin lugar a dudas.
¿Tuvieron algún susto?
¡Sí!, una vez se me escapó porque quiso perseguir a un perro y lo agarró un auto… yo salí corriendo descalza detrás de él y por suerte el conductor frenó enseguida. Pero no le pasó nada grave. Igualmente siempre lo llevo con correa.
¿Por qué crees que vivir con un perro es mejor?
Creo que la crianza es con animales. Me parece que para los niños es muy importante y sobre todo, para Luis es fundamental, él los ama, es de esos que saludan en la calle a todos los perros. Me parece imprescindible, porque son muy compañeros, siempre tener un perro es la necesidad de cuidar a alguien y de dar amor. Los niños lo necesitan para generar un vínculo muy particular con el mundo que los rodea.
¿Crees que en Argentina debería cambiar algo sobre la conciencia del cuidado de un perrito?
Hay que tener conciencia a la hora de adoptar. Para mi, está muy bueno que se visibilice lo que realmente son los criaderos y la venta de mascotas, que es un mundo super cruel. Cuando yo era chica, eran todos de raza y ahora veo como cada vez más gente adopta en vez de comprar y eso me parece buenísimo. Lo que pasa es que, en paralelo con que los criaderos son un negocio de explotación, habiendo tantos perros que buscan un hogar, se comienza a visibilizar el maltrato y cómo cruzan a los perros entre sus propias familias sólo para mantener la “pureza” y eso es complicado.
¿Qué le dirías a alguien que quiere tener un perrito por primera vez?
¡Que no se va a arrepentir nunca!, tener un perro es lo más lindo que hay, una vez que tenés un perro, vas a querer tener uno por siempre.
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