Pirata, el dueño de La Barra

Pirata es un perro callejero que, poco a poco, conquistó a todo un pueblo costero de Uruguay. Junto a su banda de amigos perrunos, logró unir a una comunidad entera para protegerlos y cuidarlos a tal punto que, este amor, traspasó la frontera y se hizo eco en todo el mundo. Este perrito se ha hecho tan popular que hasta tiene su propia cuenta de Instagram (@pirata_de_la_barra), la cual lo catapultó a ser un verdadero dogfluencer.

Por: Guadalupe Santomé Osuna

El carisma y la notoriedad de Pirata no pasan desapercibidos para los turistas y lugareños. A este peludo le falta un ojito desde que tiene uso de razón, pero eso nunca fue un impedimento para resguardar a los que ama y proteger la playa. De hecho, la mejor particularidad que tiene este perro es que es totalmente libre y que, en su libertad, elige dejarse cuidar y amar por los vecinos y comerciantes que lo alimentan, lo arropan en el invierno y lo llevan al veterinario.

Pero Pirata no está solo. Tiene unos amigos que lo siguen incondicionalmente y, según Félix, uno de sus cuidadores, hasta consiguió novia. “Pirata andaba solo hasta que se le unió Pipi, con quien era inseparable. Todos acá decimos que fueron novios. Después se sumó el Negro y, más tarde, Bobi, un perrazo”, indicó.

Félix conoció a Pirata en 2010 y lo veía deambulando por la playa de la Posta Cangrejo, tan libre como es ahora. En sus memorias, él recordó que, como ambos vivían solos durante gran parte del año, comenzaron a llevarse bien y poco a poco, el perro comenzó a ser su compañero de cenas. “Con el tiempo se unió Pipi y desde ahí recuerdo que empecé a dejarlos dormir unas cuantas noches frías en casa”, detalló.

La presencia de la manada de La Barra comenzó a tomar cada vez mayor notoriedad entre los lugareños y los turistas que todos los años iban a visitarlos. Pirata, que además de audaz es memorioso, recuerda cada cara y a cada persona que se acerca a brindarle amor y un plato de comida.

Con el correr del tiempo y la llegada de las redes sociales, Félix y sus vecinos decidieron abrirle una cuenta de Instagram con dos objetivos: el primero es para mostrarle a la comunidad lo interesante que puede ser cuidar de un perro sin dueño y, en segundo lugar, porque en más de una oportunidad, tanto Pirata como sus amigos estuvieron en peligro. “Quisimos hacer el Instagram para hacerle entender a los vecinos que intentaron atacarlo y a la perrera que se lo quería llevar que ellos no son de nadie, pero a la vez son de todos. No se los pueden llevar porque, de lo contrario, gran parte de la comunidad estaría en su contra”, comentó su fiel amigo humano.

De hecho, Félix recuerda que una vez, un grupo de vándalos quisieron atacar a los perros e intentaron herir gravemente a Pirata con un cuchillo y que, desde ese entonces, fue importante reforzar un poco más el bienestar de los pichichos, ya que necesitaron atención veterinaria y, para cubrir los gastos, toda la comunidad se solidarizó.

“Nunca le ha faltado comida, y techo pocas veces, pero siempre se las ingenia para entrar en algún lado. Entre los vecinos, los negocios y los turistas se ha creado un sistema de relevos que ha funcionado bastante bien. Para juntar fondos para los gastos de Pirata y su banda se han vendido gorras y vinos con su imagen y la gente ha respondido increíblemente”, explicó.

El fenómeno que generó Pirata y su banda en La Barra, está palpable en las calles y en las redes sociales, ya que todos lo conocen, lo cuidan, hablan de ellos y se preocupan por su bienestar. Instagram, que es una ventana al mundo, generó que más personas pudieran conocer su historia y concientizarse sobre la importancia que tiene el cuidado y el respeto por los animales. Que el amor que estos pichichos reciben, lo devuelven y que la naturaleza puede continuar su ciclo si existe armonía entre el hombre y el perro.