Foto Carolina Herrera
Por: Guadalupe Santomé Osuna
MAKEUP Y PELO: MECH PERALTA
Nati es periodista y es una de las conductoras más reconocidas del mundo del streaming en Argentina, empezó como tweet star y pronto su simpatía hizo que su carrera comience a despegar. Su sensibilidad se nota en su forma de hablar y de pensar, en la relación que tuvo con sus perras Brandy y Pampa. Ahora, con Olivia, su Shar Pei rescatada, esa sensibilidad se convirtió en fortaleza para ayudarla a que hoy pueda ser una perrita feliz y acompañarla en este nuevo camino que se hacen juntas al andar por la vida sueltas y contentas.
¿Cuál es el primer recuerdo que tenés de un animal en tu vida?
El primer recuerdo que tengo de un animal es de Brandy, que fue la primera perra de la familia, era una Siberiana bastante arisca, pero para mí era lo único que existía así que yo la veía dulce, tierna y la amaba con toda mi alma. Brandy apareció cuando yo tenía dos meses o algo así y la verdad es que también por esa conexión que sentía fue muy duro cuando murió. Todas las muertes de los perros son fatales pero para mi la de Brandy fue tremenda porque había estado ahí toda mi vida. Ella estaba muy enferma y hubo que sacrificarla… me acuerdo que yo estaba muy segura de que iba a vivir muchos años y de hecho, vivió bastante para lo que es un siberiano, porque le dábamos mucho amor y recuerdo también que cuando la iban a sacrificar me avisaron a mí, pero a mi hermana más chica no, y ahí sentí que ya “era grande” para procesar esa data, entonces me pude despedir de ella. Pampa era una labradora chocolate. Ella fue la que me cambió la idea de un perro recontra dulce, cariñoso, intenso y juguetón y ahí entendí que Brandy era un poco arisca. Pienso en Pampa y pienso en mi casa. Después con los años me fui a vivir sola, la empecé a ver mucho menos y me perdí de sus últimos años.
¿Cómo es la historia de Oli y cómo llegó a tu vida?
Yo ya me había ido a vivir sola hace como tres años, pasé la pandemia sola, no caí en esa de adoptar un perro, porque vivo sola y mi vida es de muchas idas y vueltas y es difícil la responsabilidad de tener un perrito con todo lo que eso implica, es un universo a descubrir. Pero no sé cómo se me empezó a cruzar y dije: “che, pará, yo podría, no está tan mal porque vivo por esta zona y en general mis laburos no son muchas horas seguidas” y también pensé en que ahora el mundo es más pet friendly, y se me instaló esa idea y ahí empecé a ver páginas de adopción. De repente una amiga mía de fútbol me manda que un conocido nuestro había subido a una perrita Shar pei de dos o tres años que la habían encontrado toda mordida, tirada y llena de bichos, en un estado muy deplorable y que ellos no se la podían quedar. Le escribí que yo estaba pensando en adoptar, pero sin darle el sí final porque seguramente había mucha gente que la quería. A partir de ahí me empecé a entusiasmar, a pensar nombres, le empecé a escribir más seguido para preguntarle por Oli (ellos le habían puesto Mili) y de repente me dicen que la perra ya estaba para entregar y me comentaron que otra familia también estaba interesada pero que les había gustado que yo les escribía seguido para ver cómo estaba la perrita y ahí la fui a buscar. Con ellos me quedó una sensación muy loca que es que salvaron una perrita desinteresadamente para darla en adopción, pero hoy casi dos años y medio después, siento que salvaron a mi perrita.
¿Cómo fue la adaptación a su nuevo hogar? ¿sentís que algo en ella cambió?
La adaptación no fue complicada, pero ahora noto lo mucho que cambió ella. Para vos en ese momento el perro es así y tiene su personalidad, pero ahora dos años después me doy cuenta de que es otro perro. Me acuerdo que en ese momento fui a ver a un par de adiestradores porque a Oli al principio le costaba un montón hacer pis y caca y que por ese motivo y otros me decían que tenía que esperar “dos o tres meses, un año tal vez”. Es increíble, creo que recién ahora está realmente instalada. Se adaptó, cambió muchísimo, hace pis mucho más fácil. Me doy cuenta de que es muy claro y muy fáctico porque antes literalmente me pasaba horas paséandola y me desesperaba porque no hacía nada, pero también en su actitud, y si bien tiene un poco de ansiedad por separación y cuando me voy lloriquea, le puse una cámara y me doy cuenta de que después de un ratito se calma. Hasta hace un par de meses no se calmaba en ningún momento cuando yo me iba… son cosas que me sorprenden porque antes pensaba “bueno, ya van tres meses, ya está” y no es así, la perra tuvo no sé cuántos años de otra vida y necesita tiempo para adaptarse, que capaz no son dos o tres meses, ni un año, porque yo noto la diferencia.
¿Es celosa con vos?
No es celosa conmigo porque ella es muy independiente, también muy de Shar pei. Ella está en mi casa y está en su espacio, obviamente que la llamo para que venga a la cama y se quede durmiendo conmigo, pero hago un movimiento de más y se va al living otra vez. Me costó entender su manera de amar porque una quiere que su perro le esté encima todo el día, y ahora entendí y aprendí a reconocerle su manera de dar amor. Yo me doy cuenta de que cuando la llevo a lugares está atrás mío todo el día o cuando me dicen que si me alejo un poco me empieza a buscar. Es aprender a leer su amor y a respetarla también.
¿Cuándo tenés que viajar, con quién soles dejarla? ¿Cómo te recibe a la vuelta?
Ella tiene mucho vínculo con mis papás porque tenía mucha ansiedad por separación. Yo sabía (lamentablemente, porque le puse una cámara) que estaba muy inquieta cuando me iba de casa, que lloraba tanto, no porque se quejaron los vecinos o algo, sino porque me daba mucha pena. Entonces adquirí el mecanismo de llevarla a muchos lugares conmigo: al laburo, al gimnasio, a todos lados donde pudiera y si por algún motivo no podía y era un ratito la dejaba, pero ya cuando era por la noche para salir a bailar o algo la dejaba con mis papás. De hecho, todavía la sigo dejando con mis papás los fines de semana. Es un lujo porque ellos la aman. Encima Pampa falleció entonces quedó ese hueco en mi familia y mis padres post Pampa quedaron recontra perreros y blanditos porque nosotras nos fuimos las tres de casa, entonces la perra había ocupado ese lugar de hija, entonces con Oli son recontra dulces, la aman, me ayudan mucho con los problemas de salud que tiene (que son varios, como la otitis crónica), sé que les importa muchísimo y a mí me importa mucho su respaldo para cuidar a Oli o tomar también decisiones como “madre” y ellos como mis padres, que sé que a esta altura les importa tanto Olivia como a mí.
¿Qué cosas de la ciudad pensas que podrían cambiar para que sea más pet friendly?
Ya que me preguntás qué cosas podrían cambiar para que sea todo más pet friendly en la ciudad, creo que serían los perros sueltos, es un tema que me enoja mucho y también trato de concientizar al respecto porque entiendo que quien no tiene una perrita como Oli que pasó por muchos traumas no la entiendan y por eso no me enojo. Trato de explicarlo de la mejor manera y sé que la gente no lo hace de mala sino por desconocimiento, por eso cada vez que puedo trato de hablarlo: en la radio, en mis redes y ahora acá, para que entiendan que no es por tu perro, sino por el otro perro o por la otra persona que no reacciona bien o no le gusta, aunque tu perro sea amigable.
¿Crees que desde tu lugar como comunicadora ayudas a concientizar sobre las adopciones de perritos?
Sobre adopción, la verdad es que la experiencia con Oli fue hermosa. Independientemente de las cosas que cuento que te cambian la vida, mi consejo es que se contemple todo, pero que la fuente de amor es inmensa e inimaginable. Hay algo que cambia, que es que hacés las cosas sin fiaca, lo hacés porque querés que tu perra esté bien. Por ejemplo, a mí me da más fiaca irme a comprar una tarta enfrente que sacar a pasear a Oli a hacer pis, porque lo hago por su bien y realmente porque lo siento. Entonces son actos que los estás haciendo desde el amor y deja de ser una fiaca, pasa a ser algo que lo hacés por gusto. Yo lo hago porque lo tengo que hacer, porque lo quiero hacer.
ropa: FIERA
collar: PAM
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