La influencer adoptó a su nueva perrita, quien se convirtió en su gran compañía luego de varios momentos difíciles. “No sabía cuánto la necesitaba”, asegura.
Por Paula Labonia
Fotos: Carolina Herrera
-¿Siempre te gustaron los perros?
-En mi familia todos somos muy perreros. Ellos son parte de la familia. A veces hasta más importantes que nosotros mismos. Siempre tuvimos muchos
– ¿En qué momento de tu vida llegó Milka?
-El primer año de pandemia tuve que atravesar cosas muy complicadas. Entre esas una de nuestras perritas, Cubita, se enfermó muy mal y todo el tratamiento que era muy complejo lo llevó a cabo mi hermano, que vive solo. Y se fue también Roma, la hermana de Cubita, porque eran inseparables. En mi casa sólo quedamos con Charo que ya era muy viejita. En agosto de este año Cubita falleció y la pasamos muy mal. Roma se quedó a vivir con mi hermano. Al poco tiempo le agarró covid a mi abuelo y falleció. Yo caí en un pozo depresivo en el cual fue difícil salir adelante pero pude. Fue una época muy complicada.
-¿Y enseguida quisiste adoptar un perro?
-Cuando empecé a tener fuerzas empecé a tener ganas de adoptar. Empecé a seguir todas las páginas de refugios pero no me postulaba porque la decisión final la tenía mi mamá, la persona con la que convivo. Ella no estaba preparada después de la muerte de Cubita. Hasta que en un momento dejó de decir que no. Tampoco me decía que sí pero noté como se ablandaron las cosas.
-¿Ahí llegó Milka?
-No, ahí me postulé para un perrito que sentí que me miró a los ojos a través de la pantalla. Todo se daba perfecto pero la única manera era que lo fuera a buscar ese mismo día y yo me iba a Mar del Plata a trabajar. Al tiempo vi un perrito que era hermanito de Milka y me postulé y al otro día publicaron a Milka, toda despeinada, y mi corazón explotó. Mandé también por ella.
-¿Cómo fue ese día que la fuiste a buscar?
-Mi felicidad era enorme. Se me acostaba como una bufanda en el cuello en mi cama. Muy loca y me rompió todo. Pero no hay perra mas buena que ella. Es muy fiel, te acompaña a todos lados, hasta al baño. Se te quiere subir a upa mientras haces pis. Lloraba de pensar que estaba en la calle abandonada. Llegó en el momento que menos imaginaba y más la necesitaba. Mi vida cambió, era como cuidar un hijo. Me cambió la rutina, me enseñó mucho, a valorar muchas cosas y saber lo que es que te quieran más fiel imposible.
-¿Con Charo se llevaron bien desde el principio?
-Sí, se llevaban bien pero como Milka es muy juguetona, Charo a veces estaba recontra contenta y otras bastante fastidiada. Dormían juntas en la cama. Charo falleció este año pasado de una enfermedad que se la llevó enseguida.
-¿Cómo ayudás desde tu lugar a promover la adopción y el cuidado animal?
-Uno de mis grandes sueños es tener un campo enorme y tener todos los animales y poder salvarlos. Todos podemos dar una mano compartiendo en redes o llevarle agua o comida al que está en la calle o transitarlo. No hace falta tener mucha plata para hacerlo. Y siempre que se pueda colaborar con los refugios. Y no comprar perros. Todos podemos aportar un granito de arena.
-¿La llevás de vacaciones con vos?
-No porque mis vacaciones suelen ser bastante atareadas. Hace mucho tiempo que no tengo vacaciones de paz en las cuales podría estar compartiendo con ella. Las únicas que tuve la llevé, que fue a la playa un ratito porque vuelve locos a todos. No se queda tranquila un segundo. Todo el mundo se enamora de ella pero hay que tenerle paciencia.
-¿Qué proyectos tenés para este año?
-Este año me puse el pensamiento de que quiero que la vida me sorprenda. El año pasado lo hice así, y en cada fuente que podía tiraba una moneda pidiendo lo mismo en cuanto a lo laboral y cuando creía que ya no se estaba cumpliendo, se me dio. Me encantaría cumplir mi sueño de ir para el lado de la conducción y de la escritura. Y quiero meterle fuerzas a mis acciones para la parte solidaria y ayudar a los que menos tienen.
Cuenta de Instagram: miamartinez99
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