Este perro se pasaba los días moviendo la cola deambulando sólo por las calles de Valparaíso(Chile), en busca de cariño y comida de los marineros y visitantes del famoso puerto chileno.
Un día la suerte se puso de su lado y cuando estaba en un mirador, una turista estadounidense llamada Kaylan O’Connor se enamoró de él nada más verlo.
Fue un flechazo a primera vista y pasaron juntos las ocho horas que ella y su familia estuvieron en el puerto, como parada final de su viaje en crucero.
“Saltó a nuestros brazos como diciendo ‘hola’. Era muy dulce y nos siguió durante el resto del viaje jugando todo el rato con nosotros. Sabíamos que necesitaba un hogar y a nosotros nos encantan los perros”, explicaba O’Connor a BBC Mundo desde Seattle.
Así comenzó la historia de amor de Kaylan y Chili Dog, el perro callejero color chocolate que la sedujo y en el cual se gastó casi 2.000 dólares para poder darle un hogar en otro lado del continente. “Dinero bien gastado”, según la propia Kaylan le cuenta a BBC Mundo.
Kaylan debió abordar el crucero de regreso. Tuvieron que despedirse, pero no para siempre. Una vez en Seattle, los O’Connor buscaron asociaciones en Chile para ver si era posible que Chili Dog fuera a Seattle.
“Me llegó un email en inglés de una estadounidense que decía que se había enamorado de un perro de la calle y que quería que se lo mandara a Seattle. Lo leí con escepticismo, me pareció muy extraño y no le hice mucho caso”, le relata a BBC Mundo Alexis Castillo, director de la Red de Defensores y Rescatistas de Animales (EDRA), con sede en Santiago, a unos 120 kilómetros de Valparaíso.
Finalmente le contestó el correo y comenzó la comunicación, donde Kaylan le contó el caso y le mandó fotos del perro.
Alexis le explicó que no iba a ser fácil ni barato. Primero, porque desplegar la búsqueda de un perro entre los cientos de canes que merodean entre los cerros y el puerto de Valparaíso era un riesgo que podía tomar semanas y terminar sin resultados positivos. Y segundo, porque de encontrar el perro, el trámite para poder enviarlo al exterior sería largo y tedioso.
Todavía sin creérselo, Alexis decidió poner a prueba a su interlocutora. “Le dije que necesitaba 100 dólares para ir a buscarlo y que si me lo enviaba ese mismo día antes de la medianoche yo podía ir al día siguiente. La verdad es que no tenía fe, pero en 20 minutos me había mandado 200 dólares por Western Unión. Parece que era verdad”, relata Castillo.
Durante varios días estuvieron peinando la zona en busca del perro pero no hubo éxito. Decidieron imprimir 400 carteles para repartir por el puerto. Después de un mes de búsqueda y cuando todas las esperanzas estaban perdidas, Alexis recibió el email de una voluntaria que ayuda y esteriliza animales en Valparaíso. “Estimados Señores, leí un artículo sobre un perrito que buscan desde EEUU, lo encontré”. Al comparar las fotos no había duda, el perro era idéntico a Chili Dog.
Una vez que encontraron al perro, le pusieron la vacuna antirrábica, lo esterilizaron, lo desparasitaron y tuvieron que convertir a la aerolínea para que lo transportara.
El perro tenía dos años, era joven y lleno de energía, por lo que concluyeron que no había nacido en la calle sino que había sido abandonado.
Alexis se hizo cargo de él mientras no viajaba a Seattle. “Es muy hiperquinético, muy juguetón y cariñoso. Es un quiltro muy inteligente. Al principio se negaba a subirse a la camioneta, pero cuando se dio cuenta de que cada vez que lo hacía era para llevarlo a un lugar más entretenido, se subía solo y se sentaba”, explicaba.
Después de un período de dos meses, por fin, el perro logró viajar a Seattle. Después de un viaje de casi 20 ahoras, Chili Dog llegaba el 28 de mayo sano y salvo a Seattle.
Dejó las calles y hoy vive cómodo y feliz junto con la familia O’Connor y sus nuevos amigos canes Auto y Klaus, las dos previas mascotas de la casa. “Normalmente a mis perros no le gustan los otros perros, pero apenas llegó Chili Dog le permitieron estar en la casa y compartieron sus platos de comida y agua. Creo que ellos sabían que Chili necesitaba un hogar”, comentaba Kaylan O’Connor.
Hoy el perro mendigo se convirtió en príncipe y vive como rey. Come varias veces al día, sale al parque y hasta le hicieron una acuarela en su honor. Chili Dog es un perro que cumplió su propio sueño americano.