Los Corgis de la reina Elizalbet II fueron adoptados

Los duques de York se harán cargo de las mascotas que ellos mismos regalaron a la reina hace poco más de un año, para animarla ante la enfermedad de su marido.

Los perros de la reina Isabel ya tienen nuevo hogar. Los dos pequeños corgis de Isabel II, que falleció el pasado jueves 8 de septiembre a los 96 años, serán acogidos por su hijo, el príncipe Andrés, y la exmujer de este, la duquesa de York, Sarah Ferguson. Así lo han confirmado ambos este domingo en un comunicado.

Los corgis, llamados Muick y Sandy, vivirán en el Royal Lodge de Windsor, la vasta finca que el príncipe comparte con su exesposa. A pesar de que su separación se oficializó en 1996, nunca han dejado de compartir techo o de apoyarse frente a los escándalos, ni siquiera en los últimos años, cuando las acusaciones de acoso y la relación del príncipe Andrés con el pederasta Jeffrey Epstein han lanzado sombras sobre su figura que le han apartado de la familia real.

Isabel II fue una gran amante de los animales. Tan icónico como sus sombreros o su collar de perlas fue su jauría de corgis, de los que tuvo más de 30 a lo largo de su vida. Honey, Pickles, Tinker, Chipper, Pipper… Casi todos ellos descienden de Suzan, una perrita de esta raza de pastoreo típica de Gales que le regalaron sus padres cuando cumplió 18 años. También tuvo varios dorgis (un cruce resultante de un enlace accidental entre uno de los corgis de la Reina y el perro salchicha de la princesa Margarita). Ella misma paseaba a sus perros —que incluso han aparecido en algunos de sus retratos oficiales—. Los chefs reales preparaban sus comidas. Los psicólogos los trataban y los biógrafos documentaban sus vidas.

 

“Mis corgis son mi familia”, dijo la reina en una ocasión. Algo que han confirmado a lo largo de los años trabajadores de palacio, que aseguran que la reina los cuidaba personalmente y que darles de comer y pasearlos era una forma de relajarse y olvidar los problemas familiares y laborales.

En su libro, All The Queen’s Corgis, la autora Penny Junor narraba la vida y los secretos de los canes reales. Explicaba que dormían en cestas de mimbre acolchadas y que en Navidad cada uno tenía su propio calcetín. Cuando morían, la reina los enterraba en un pequeño cementerio en Sandringham, una de las residencias reales favoritas de los monarcas británicos, donde la monarca solía pasar las navidades. Sus lápidas las diseñaba ella personalmente.

Junor describe en su libro con detalle las trifulcas internas de los perritos, su jerarquía y su actitud de violencia histérica contra el personal de servicio y las visitas de la reina. Una pequeña jauría trotaba junto a Isabel de Inglaterra por palacio allá donde ella fuera. Famosa es la frase de Lady Di, que describía a estos animales, con cierto desprecio, como “una alfombra móvil”.

Hace unos años, cuando su salud se empezó a resentir, la reina dejó de seguir criando perros. Decía que no se podía ocupar de ellos. Pero el príncipe Andrés sorprendió a su madre con dos nuevos cachorros cuando su marido, el duque de Edimburgo, fue ingresado en el hospital. Pretendía así animar a su madre, que desde la muerte de su marido en 2021 se fue apagando lentamente. Angela Kelly, la modista de Isabel II, dijo entonces al periódico The Guardian: “Me preocupaba que se pusieran bajo los pies de la reina, pero resultaron ser una bendición. Son hermosos y muy divertidos y la reina suele dar largos paseos con ellos en Home Park”.

Fue la duquesa de York quien encontró a los perros cuando eran cachorros, y el duque, quien se los regaló a la reina, ha confirmado ahora el portavoz de ambos en su nota. Serán ahora ellos, tras la muerte de la reina, los que se harán cargo de los dos perritos. Sarah Ferguson es una gran amante de los animales, encontró en esta afición común un tema de conversación con la reina Isabel II, con quien estuvo muy unida, incluso tras su separación. No está claro qué ocurrirá con los otros canes de la reina, Candy, un dorgi y Lissy, un cocker spaniel.

FUENTE: EL PAIS