Rufina

La negra amor llegó a mi vida para cambiarla por completo.  Con ella atravesamos muchas cosas feas, su lesión medular nos atravesó a las 2 pero juntas le pusimos el corazón, ella un poco más, yo solo colaboré con la rehabilitación; para que casi 4 meses después volviera a caminar. La negra era el amor de mi vida. Amaba el agua, se metía en un fuentón grande que lo llenabamos con agua fresca, chapoteaba y metía la cabeza abajo… Era una gorda glotona, y muy arrebatada para comer, quería terminar siempre primero, para comerle la comida al hermano después…

Se fue de golpe, y me dejó el corazón destrozado. Todavía siento que no puedo superar su ida. Y lloro cada vez que veo sus fotos. Aún no pude soñarla ni una vez, pero la llevo tatuada en mi piel para siempre. Porque un amor así te marca para toda la vida, ella me enseñó que no importan cuantas cosas te sucedan, siempre hay que ponerse de pie… Yo siento que la vida fue muy injusta en arrebatarmela tan rápido. Nos quedaban más años de amor, de besar esos mofletes, de oler esas patitas, de ronquidos intensos, de paseos y de tirarnos al piso a hacernos mimos. Te amo negra, y te extraño todos los días de mi vida.

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