Bruno, el Messi de los perros

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Bruno, el Messi de los perros.

Este Weimaraner rastreador de personas es mucho más que un simple perro de familia que persigue pelotitas de tenis y duerme largas siestas en el sofá de Raquel, él es la pieza fundamental para armar el rompecabezas de los crímenes sin resolver del Ni una menos.

Por: Guadalupe Santomé Osuna

Toda historia, por más triste que sea tiene su desenlace. Todos tienen un salvador o un encuentro con la verdad luego de un final incierto, lleno de incógnitas que los policías no pudieron resolver, pero sí un héroe sin capa y con cuatro patas en vez de manos.

Bruno es ese héroe sin capa, ese desenlace silencioso, esa certeza de que la persona que buscan efectivamente se encuentra ahí, bajo los escombros y que el sospechoso es, sin lugar a dudas, quien debe pagar por lo que hizo.

Su cuerpo esbelto y grandes ojos amarillos lo destacan entre muchos otros, porque Burno no es un perro normal. Él fue entrenado para salvar vidas y rastrear personas desaparecidas, para servirle a la gente que más lo necesita sin pedir nada a cambio y para resolver casos que ni la policía, ni nadie ha podido enfrentar. “El olfato de un perro no se soborna”, aseguró Raquel Peralta, su adiestradora y miembro de la Secretaría de Seguridad de Escobar.

Quizás el caso más conocido resuelto por este Weimaraner de cuatro años, es el de Anahí Benítez, una joven que fue encontrada gracias a él asesinada bajo los escombros de una casa. “Él fue el que encontró indicios de dónde estuvo Anahí la última vez con vida”, aclaró Raquel, y luego continuó: “trabaja solo, le damos independencia para que resuelva todo con su nariz sin condicionar ni inducirlo a donde nosotros queramos”.

Bruno colaboró con muchas otras causas, pero la clave para que este audaz canino pueda hacer bien su trabajo fue su arduo entrenamiento. Para poder realizar un operativo de rastrillaje, Bruno fue entrenado durante dos años y aún hoy se siguen implementando nuevas técnicas de trabajo para afinar su especialidad, que es el Rastro específico, esto quiere decir que él es el único perro certificado que trabaja bajo una impronta de olor de cada persona. De esta forma, Bruno rastrea al desaparecido hasta treinta metros a la redonda hasta dar con ella, sea en el estado en el que se encuentre  (es por eso que las pertenencias de Anahí, por ejemplo, eran indispensables para resolver el caso).

A pesar de que su tarea es un poco dura y hasta a veces desagradable, Bruno no le teme a nada y arriesga todo: él tiene una capacidad de trabajo y precisión en cada procedimiento que lo llevan siempre al éxito, y por ende, a su momento de ocio en el que persigue una pelotita de tenis que rebota por todo el jardín.  “Para él no es un trabajo salir a una búsqueda, es más bien es salir a jugar y luego buscar su pelota”, explica Raquel.

Luego de cada trabajo, Bruno vuelve con Raquel y su marido Diego y hace vida normal de perro. “Es un miembro más de la familia, otro hijo más… además es un poco malcriado, por ejemplo, tiene sus premios extra y duerme en el sofá junto a mis nenes” asegura la adiestradora. Sin embargo, ni Raquel ni toda la población ignora que él es un perro especial: tiene muchísimos fans incluso de otros países que le mandan su apoyo incondicional en las redes sociales,  e incluso cuenta con placas y reconocimientos muy importantes por su labor de perro rastreador.

El “Messi de los perros”, como lo llaman los compañeros de Raquel, es una pieza muy valiosa para la sociedad porque nadie puede corromper su nobleza y seguridad a la hora de buscar a alguien, porque él demuestra que con dedicación, confianza y valor, hasta el peor de los crímenes puede ser resuelto si se tienen las herramientas correctas y un alma dedicada.

 

 

 

 

 

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